Y que entonces te haga dormir a los gritos,
te haga llorar con caricias,
te haga reír con insultos.
Decirte siempre que te odio,
para que no sepas que te he odiado
y que el odio sea azul como un día de verano
que tiñe el tiempo de color naranja o quizá de rojo
que brote de las raíces de los árboles y ruede colina arriba en busca de tus besos
de tus dientes, de tus ojos, de tu frente,
para poblar con semillas las nubes
y nazcan lágrimas dulces
así como las del mar
llenas de olvido.
Y que el silencio envuelva tus labios
para que me digas que hoy no estamos cerca,
que estamos lejos, lejos, muy lejos,
así como la vida del sueño
y el sueño del alma,
una taza de café al revés
que nunca me hable para que pueda escuchar los latidos de este corazón.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Hola, te leo (=