sábado, 21 de julio de 2012

Si de borracheras hablamos.

Por ahí dicen que a las palabras se las lleva el viento y aunque lo aseguran, me atrevo a ponerlo en duda.



Para comprobarlo puedo decir que he tratado de mil maneras tirar aquellas frases tan símiles a un par de puñales.
He asomado la cabeza por la ventana del auto, enredado mi cabellera con un secador, expuesto mis labios a las aspas del ventilador.
Sin embargo no funcionó.
Me hice de primera en la montaña rusa, deslicé mi cuerpo colina abajo, me entregué a los brazos del vacío.
Empero no surcaron ningún cielo.
Traté de probar suerte con las ventiscas de Dapa, me aventuré en las profundidades de los vientos más violentos. Tanto hice que ya perdí la noción.


Desde saltar de un risco hasta montar columpio. Trato y trato, pero todo en vano, pues tus palabras todavía siguen aquí. 

No sé si lo he hecho mal, pero hasta ahora todo ha sido un fracaso, y a pesar del tiempo aún escucho tus palabras tan claras como ayer, como hoy, como mañana. 


Sólo me queda esperar a que ellas mismas decidan marcharse.

Con esto me quedó una duda... Si a las palabras se las llevase el viento ¿A qué lugar llegarían?