viernes, 19 de octubre de 2012

Al Egre.

Nunca pensé sentir alegría al descubrir una traición.


Una amarga alegría que adormece lento por dentro,
quizá por que siempre esperé a que ese fuese el final
o porque a lo mejor ahora siento que tengo el control,
que sé la verdad absoluta así tenga que callarla,
así la sufra,
así la viva cada día.

Esa alegría de saber cuando las personas mienten
pero aún así no decir nada.

Esa mentira ajena que se convierte en tu verdad por el miedo,
la angustia y el dolor.

Aquellas fantasías que salen de tus labios,
y que duelen en silencio, castigan en las noches;
Pero que a la vez, llenan de sosiego  mi ser.

Estoy alegre,
porque no hay otra palabra.

Y aun así, en medio de esta mi alegría
tan pujante y real.
Siento decepción,
y me pregunto si alguna vez vaya a toparme con alguien
que no sepa mentir.

Alguien que no sea como vos y que ni en sueños se parezca a mí.







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Hola, te leo (=