Plantas y materas.

Te voy a plantar en mi jardín, para regarte todos los días con mis besos y recoger tus pequeños frutos en bolsitas de colores. Te voy a plantar en mi terraza para tomar juntos el sol de la mañana mientras el viento juega con tus hojas y nos amámos las raíces, te voy a plantar en mi jardín y a perfumar mi casa con tus tallos, poner tu tierra en la cocina, en el baño y en la sala, te voy a plantar en mi matera para llevarte conmigo a todo lado y que riegues con tu vida cada rincón, cada teja, cada loza, cada hoyo, cada estrella.

Te voy a plantar en mi jardín porque quiero verte todo el día,  en tu silencio inerte pero sabiendo que allí dentro hay vida.

Y la luz se filtra en las ventanas. En los espejos rebota.

Entre los espejos me confundo pensando que el de en frente es otro yo.
Mi otro yo me dice que a lo mejor yo soy el reflejo, y me amenaza con romper el cristal, sin embargo ocupo sus movimientos para que no sospeche que yo soy la verdadera.
Me dolería pensar que no soy más que una sombra a color; así que le hago la vida más fácil.

Seguirle el juego no es complejo, pues cuando se acerca mucho para adentrarse en mis ojos y examinar; con cálido aliento le nublo la vista, fruncimos el ceño, juntamos las palmas.
Nos miramos fijamente.


Así entonces. Al punto que ya ni recuerdo si el reflejo es ella o yo.