lunes, 26 de marzo de 2012

Llorar por muertos de hace 100 años

Un sólo minuto para mirarte a la cara y decir: Quiero ser tu pupila.
 No de las que andan con libros por ahí si no de las pupilas que observan, de las que se dilatan. Quiero interpretar tu mirada a través de mis ojos pero bajo tus párpados, y descansar en tu júbilo y  sufrir tus amarguras y vivir tus experiencias junto con las mías.

Ver tu silueta en un andén, o simplemente escuchar de tus pensamientos el sentido real de tus palabras, para que entonces cuándo yo muera,  tú me reconozcas, y aún así me hayas olvidado por lo menos yo saber  cómo hacer para que me recuerdes, y dedicarte un libro, una película hechos por mí, y una canción robada casi como propia por ser un tesoro.

Y cuando yo muera decir, en la tierra estuve contigo.
Sin embargo así no estés, en la tierra sigo contigo, porque cada día alimento con fervor las palabras congeladas en el papel que una vez pronunciaste aunque sea en tu mente; y tu musa se apodera de mi y me sumerge en tus mundos, que sé, vivirán eternamente.

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Hola, te leo (=